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martes, 12 de octubre de 1999

Pregó 1999


1999 LUIS VALENCIANO CLAVEL. 

Excmo. Sr. Alcalde. Corporación Municipal. Sr. Presidente de la Asociación de Moros y Cristianos Sant Blai. Comisión de Fiestas, alteanos y alteanas.

Esta profesión: pregonero, es nueva para mí; confío por ello en vuestra benevolencia. Hoy no tengo proyecciones, ni diapositivas, ni tablas, ni gráficos para apoyar mi presentación, esto es como cantar ópera, sin orquesta, todo eso hay que suplirlo echándole corazón.

Pero el pregonero está también preocupado porque su pregón va dirigido a vosotros, que lleváis un año esperando que llegue este momento y os costará trabajo prolongar la espera cinco minutos más.

Me siento como el juez deportivo que tiene que disparar el pistoletazo de salida, en la carrera de 100 metros con los atletas agachados y los músculos en tensión para el impulso de salida. Y no digo lo de la cinta para la salida de los caballos para evitar interpretaciones torcidas.

Os prometo brevedad en la intervención y claridad en el mensaje. Pregón, según la primera definición del diccionario es comunicar en sitio público y en voz alta una cosa que conviene que todos sepan. Yo no puedo comunicaros que empiezan las fiestas, ya lo sabéis, habéis contado los meses, los días y

ahora los minutos. Pero hay una cuarta definición que en parte me salva y dice así: pregón, discurso literario que anuncia las fiestas.

El pregonero no va a hacer literatura pero sí pensar en voz alta sobre las fiestas de nuestro pueblo, Altea. En primer lugar, las fiestas de Altea se han unificado, los actos en honor del Santísimo Cristo del Sagrario y les festes de Moros i Cristians, se celebran conjunta y combinadamente. Esto, que repercute en beneficio de todos, no ha sido tarea fácil y que hemos de agradecer a las personas que estos años han hecho posible esta unificación. Las fiestas del Cristo son centenarias, las de Moros y Cristianos cumplen ahora 20 años, los que tuvieron la idea y la desarrollaron están aquí, entre nosotros.

Cuando hace una semana presenciaba el sobrecogedor y bellísimo cuadro de la presentación de reinas, damas, reyes y cargos festeros; me sorprendía pensar que en veinte años, la semilla de la Fiesta de Moros y Cristianos hubiera fructificado tan brillantemente en Altea. 

Tienen mucho mérito los que sembraron la semilla, pero esta no habría logrado tan hermosos frutos si no hubiera caído en un terreno fértil, preparado para recibirla desde hace siglos; como en tantas otras pasiones o aficiones, en vuestro inconsciente estaba la historia de los moros y cristianos que habitaron Altea, trabajaron, lucharon y acabaron mezclándose para mejorar los cultivos, la pesca, la vivienda y la calidad de nuestro pueblo. Por eso, de vosotros lo he aprendido, no os disfrazáis, os vestís, no imitáis ni interpretáis un papel, vivís vuestro personaje y cuando bailamos cogidos del brazo en las kábilas, nuestra seriedad es espontánea y emocionante. 

Estamos reviviendo nuestro pasado. Y ahora, finalmente, como han hecho algunos de mis predecesores, voy a repetiros para que disfrutemos más de la fiesta, el privilegio que significa ser alteano o vivir en Altea, pero en vez de referirme al mar, las montañas, el cielo, la huerta, las calles, voy a mencionar algunos contrastes actuales con la situación mundial, nosotros celebramos como fiestas de los moros y cristianos, mientras a un par de miles de kilómetros de aquí, en la misma Europa, casi con este mismo lema, gentes de la misma nacionalidad se asesinan, producen masacres y eliminan a los de otra raza y hasta las catástrofes naturales, los terremotos destruyen las ciudades de países mediterráneos próximos, mientras nosotros disfrutamos de la placidez de nuestro clima y de nuestro mar.

Hay razones para sentirnos afortunados y este es el momento de exteriorizarlo, vamos a liberar nuestras fuerzas positivas, vamos a olvidar temores, reservas y resentimientos, vamos a vivir el momento, abiertos a los demás y confiando en ellos. La luz, la música, la pólvora, la elegancia, la belleza están ahí, porque salen de nosotros, nosotros somos los creadores y tenemos que disfrutar de todo ello y hacer disfrutar a los demás, nos lo hemos ganado, dentro de unos días volveremos a esforzarnos para que no se pierda lo conseguido a lo largo de los siglos.

El pregonero está de nuevo agradecido y además contento. Agradecido por vuestra atención, contento porque dentro de unos minutos, vosotros empezaréis la fiesta y yo estaré en esa plaza y poco después en la kábila con los amigos que, cariñosamente nos acogen, pero antes he de cumplir gustoso la última misión que se me ha encomendado, repetir como manda la tradición.

AVANT LA FESTA! VISCA LA FESTA D ́ALTEA! 

Luis Valenciano Clavel.

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